Los gatos del mundo entero son adictos a una peculiar planta aromática aparentemente insignificante.
Se la conoce como la hierba gatera, gatuna o de los gatos (Nepeta cataria), en cuya presencia el comportamiento de los gatos es imprevisible. Comen sus flores, olisquean, mastican y se frotan en sus hojas y vuelven una y otra vez a por una dosis de su embriagadora esencia.